Los emocionales, los sensibles, a los que les “duelen” las cosas, lo que no se controlan. Desde siempre se ha visto a la gente emocional como gente débil y poco sensata que ha de aprender a controlarse y a …” pasar de todo” y es que el mundo no esta hecho para la gente que vive enganchada a un sentimiento, a un ciclo doloroso que ya pasó, a algo que, aparentemente, no tiene solución.
El mundo es cada vez más individualista, o te subes o te quedas en tierra; porque nada espera por ti y nadie se para por ti. Todo sigue adelante, the show must go on. Y este es un doloroso aprendizaje que nos tocó asimilar. Todos lo sabemos, y procuramos recordarlo cuando la melancolía llama a nuestra puerta. Y los emocinales, los sensibles, sólo nos parecen ese porcentaje de la población que todavía no lo consigue, pero no sólo eso. También nos dan cierta envidia. Si, si, envidia. Porque su intensidad, su pasión, su enorme corazón, es algo precioso. Porque no hay belleza más grande que la vulnerabilidad. Porque, igual que dice un viejo refrán: “ lo que más le sorprende al vencedor es la belleza que adquiere de repente el vencido”
Y que pasa con las nuevas generaciones? Qué están aprendiendo nuestros niños y niñas de este aparente individualismo? Qué es lo que reciben de sus papá y mamá siempre fuertes e inalterables, que un dia explotan sin remedio? Cómo verán la emocionabilidad desde sus cerebros infantiles que captan siempre nuestro lenguaje no verbal con grandiosa exactitud?
Aprenderán que la vida adulta es dura (lo cual no es mentira), que cuando eres mayor te olvidas de ti mismo para encargarte de trabajar y mantener una extraña deidad que es la familia nuclear, esa que mantienes con devoción pero con la que peleas sin descanso. Aprenderán que ser adulto significa mantenerte siempre fuerte, encerrando con candado las emociones, ya que estas son un maremoto que cuando llega lo arrasa todo. Y eso es peligroso.
Puede que muchas de estas cosas sean normales, lógicas, irremediables, pero realmente estamos enseñando a gestionar bien las emociones? Realmente las emociones se pueden controlar metiéndolas a presión como en un tarro de galletas?
Yo si pudiera elegir, preferiría que los niños y niñas aprendieran de nosotros que aceptamos nuestra emociones: sí, estoy enfadado! sí, estoy triste! que vieran que no es necesario esconderlas… pero que lejos de dejarnos llevar por ellas empleamos estrategias de afrontamiento, ya que las cosas que nos pasan necesitan ser observadas de frente para asi ser aceptadas y al final poder resolverlas. Y eso se aprende.
No veis que cada vez los niños y niñas toleran menos la frustración? Se enfadan muchisimo. En verano acostumbré a unos niños y niñas a que después de cada enfado cada uno en lugar de quejarse de lo que hizo el otro, comenzasen reconociendo algo en lo que se equivocaron ellos mismos, para luego decir como eso les hace sentir. Esto les ayudó a mirarse hacia dentro, antes de juzgar el entorno.
Debemos ser capaces de hacernos responsables de nuestras emociones y nuestros actos sin que eso sea un mecanismo de culpa o de vergüenza. Somos seres emocionales, dejemos de luchar contra la pasión, el corazón y trabajemos juntos. Y asi no habrá vencedores ni vencidos. Sólo la perfecta y natural vulnerabilidad. Y eso es maravilloso.
Virginia Castro Crespo
Maravilloso artículo. Muchísima suerte Virginia. Bicos
Gracias Alberto! un abrazo enorme
Absolutamente d acuerdo con tus palabras. Que dura la vida esta Virginia, pero q bonita a la vez!!!! Y que bonito también poder conocer a personas q pueden percibir la misma vibración q tu sin necesidad d articular palabra!!!! Que te deseo mucha suerte, aunque sé que concentras toda tu atención en lo q emprendes x lo tanto el éxito está asegurado!!!! Un abrazo grande!!! 😘😘😘
Gracias beti!!!me encanta que te encante, es por personas como tu por lo que sigo luchando!
Un abrazo enorme!
¡¡¡Impresionante!!!👏👏
Gracias David!! un honor y una alegria que te guste! :))